¿Juego o inicio de romance?

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Había trabajado todo el día. No habíamos hablado desde el miércoles, día en que acordamos que sería la última vez que haríamos cositas de amigos cariñosos. Llegué a casa tarde y en menos de cinco minutos tuve que alistarme porque tenía un compromiso familiar. Me cambié de atuendo, me miré al espejo, estaba arreglada pero no tuve tiempo para gran sofisticación.

Era el cumpleaños de mi primita, estaba cenando y llamaste. Me emocioné pero te contesté a la cuarta timbrada. Me saludaste, yo fui atenta contigo como siempre, me preguntaste que hacía y te conté que estaba con mi familia. Me invitaste a salir al lugar donde nos habíamos conocido hacía ya nueves meses y me sorprendió tu invitación. Tú adujiste que la última vez que nos vimos yo me quejaba de que nunca nos veíamos en lugares públicos como amigos y por ese motivo querías invitarme a tomar un par de tragos, estar tranquilos pero pasarla bien. Puse algo de resistencia pero finalmente me convenciste. Naturalmente yo estaba contenta de que me hicieras tal invitación porque ese lugar tiene un encanto especial y cada vez que voy realmente lo disfruto. Te dije que en una hora podía desocuparme y darte el encuentro. Tú me insististe que fuese lo más pronto porque tenías ya sueñito. Fuiste a dejar tu auto nuevo en el estacionamiento del hospital y llegaste al local en taxi, no sé si realmente por ser conciente de que no se debe manejar luego de tomar o si preferías pasar por desapercibido para que nadie vaya con el chisme a tu enamorada.

Llamabas varias veces pidiéndome que por favor ya vaya. Yo llegué una hora y media después porque quise esperar a cantar el "Happy Birthday". Al entrar al pequeño local no te vi, pensé que te habías ido, pero como el dueño del local y los músicos me conocen, me atendieron muy amables desde que ingresé, me saludaron y el mozo tomó mi pedido, una copa de vino tinto. Estaba por llamarte pero vi que en una mesa había un pisco sour a la mitad, entonces asumí que eras su dueño y estabas en el servicio higiénico de caballeros. Y así fue, al poco rato saliste, tu rostro cambió de expresión y me saludaste con un super abrazo y un inocente beso en la mejilla como se saluda a la amiga que uno aprecia mucho y no ha visto en mucho tiempo, yo hice lo mismo. ¡Par de cínicos!, dos días atrás habíamos hecho el amor en un lugar inapropiado y en ese instante estábamos dándonos de gente decente.

Me invitaste a pasar a la mesa donde estabas solo y el mozo trajo mi vino. Te reiste pensando que no lo había pedido y que ya conocían mis gustos por ser una asidua clienta. La música estaba riquísima como siempre en ese lugar. Hicimos algunos pedidos musicales, cantamos juntos, te agradó escucharme cantar, conversamos mucho, nos reímos juntos y con el dueño del local, que a la vez tocaba la guitarra. Me miraste fijamente y me dijiste "Eres una mujer espectacular, realmente disfruto tu compañía en cualquier lugar". Luego agregaste, "Estás muy atractiva esta noche, bueno siempre se te ve muy bien pero esta noche más todavía". Yo sonreí tímidamente, me estabas intimidando pero no quise hacerlo notar y solo atiné a decirte gracias con una gran sonrisa y como diabilla en mi mente decía "Y esto que no me he arreglado como para salir contigo". Tú también te veías muy bien, pero no te dije nada.

Disfrutábamos cada instante, actuando de la mejor manera para que nadie sospeche en lo más mínimo lo que había entre nosotros. Muchas veces me quedabas mirando mientras yo cantaba o simplemente parecía perderme en el vacío mientras admiraba la destreza y encantadora voz del guitarrista. Te encantó que tuviera puesto un pantalón tan ceñido, que está de moda, las famosas "leggins", observabas mis muslos con ojos de deseo, yo delicadamente los cubría con la chompa larga que llevaba puesta. Cuando menos lo esperaba pusiste sutilmente tu mano sobre mi rodilla, te quité la mano sin hacer mucho aspaviento y sonreiste como un diabillo.

Era extraño estar en ese lugar donde tenía los mejores; y, a la vez, más melancólicos recuerdos con mi amor. Semanas antes había concurrido a ese lugar con él y ahora eras tú. ¡Qué irónico!. Me encantaba escuchar tu llamativa explicación de cómo curar a los pacientes pues desde tu punto de vista toda enfermedad tiene su origen en problemas personales, que al solucionarlos, esto hace que la enfermedad desaparezca, como por arte de magia. En la práctica tu consulta consistía en escuchar a los pacientes hablar de lo que les afligía y eso te había dado muy buenos resultados porque al poco tiempo casi siempre regresaban a contarte que ya estaban mucho mejor.

Conversábamos con el dueño del local de diferentes temas y aunque era viernes, ya no habían más clientes que nosotros. Me pedí otra copa de vino, tú tomaste una menta porque te fastidiaba la garganta y ya eran la una de la mañana. Habíamos pasado dos horas super agradables y decidimos retirarnos. Terminé mi trago y me dijiste: "Vamos amor"... esa última palabrita me causó escalofríos. Te miré asustada pensando que alguien pudo haberte escuchado pero no te dije nada, tú te acercaste a pagar la cuenta, nos despedimos de los anfitriones y salimos.

Llamé a mi hermana para saber en qué local estaba con mis primos, pues luego de la cena habían salido a celebrar el cumple. Me preguntaste si podíamos ir a otro lugar y te dije que no, te recordé que dos días atrás habíamos quedado en ser sólo amigos y dejar en el pasado el tácito calificativo de "cariñosos". En el fondo esperaba que insistas un poco más (lo siento, mi alma de pendeivis afloraba). Cuando llegamos a la puerta del local me pediste que por favor no baje y vayamos mejor a un hotel, no fue muy difícil convencerme, pero te advertí que tenía que ser un lugar bonito y no demorar mucho porque tenía que darle el encuentro a mis primos. En poco tiempo estábamos camino a un minimarket. Te esperé en el taxi, tú compraste 3 cervezas personales, luego supe que también fuiste por los condones. Mientras te esperaba mi ex me llamó, hablé un poquito y fui cortante. Llamé a un amigo para saber cómo seguía con un asunto personal.

En un abrir y cerrar de ojos ya estábamos ingresando a la caleta cochera de uno de esos hotelitos diseñados para las parejas o gente como nosotros que buscaba un refugio para estar solos donde nadie podía encontrarnos. Yo había pasado infinidad de veces por ese lugar, de día o de noche, pero jamás había imaginado que era un hotel. Me agradó desde el ingreso y se notaba un lugar bonito. Antes de bajar me volviste a llamar "Amor" y me tratabas como si de veras estuviéramos, te pregunté por qué me llamabas así y respondiste "Porque me gusta hacerlo, ¿Qué tiene de malo?". En ese momento debí percatarme que ya estábamos pasando el límite del juego y ese algo más que no sé cómo llamarlo.

Ingresamos a nuestra habitación, me gustó la iluminación y el ambiente en general. Y cómo me moría de frío, sólo me saqué las botas y me metí en la cama. Dejaste colgado tu saco, abriste la primera cerveza, me serviste y te sentaste a mi lado. Pusimos alerta al despertador por si nos quedábamos dormidos, pero apagué uno de mis celulares porque la batería se estaba terminando. La consigna era tomar las cervecitas y dormir abrazaditos (la idea era linda pero la tentación era más). Mientras charlábamos y tomábamos me dijiste: "Muchas veces me pregunto por qué tuviste que llegar tan tarde a mi vida y yo a la tuya". Me extrañé con tu comentario y te pedí que seas más claro, pero al mismo tiempo tenía temor de escuchar lo que venía. Me hiciste saber que te hubiese encantado conocerme mucho tiempo atrás, antes de conocer a la mamá de tu hijita y antes de conocer a "la chica con la que estabas ahora", así la llamabas nunca te referías a ella de modo agradable, a diferencia mía que cuando hablaba de él, ponía cara de boba. Insiste que era una mujer especial y muy inteligente, que no era cuestión de solo tener sexo sino que en todo este tiempo que nos conocíamos, habías encontrado en mí, cualidades que no habían reunido las personas con las que estuviste. Que encima de todo eso te sentías siempre muy agusto con mi compañía y nuestras conversaciones por la confianza que me tenías. Agregaste "Además (como quien dice "y de remate"), tú estás enamorada del patita de ojitos verdes, que por cierto me cae muy bien. Me dijiste "No tienes idea, cúanto me preocupas, cuando te llamo a preguntar cómo estás es porque realmente quiero saber si estás bien. No tienes idea cuántas veces tengo ganas de llamarte y no lo hago por la hora, porque debes estar descansando o porque no quiero hacerte daño. No sabes cuántas veces tengo el celular en la mano, con el dedo sobre la tecla para seleccionar tu nombre y no lo hago, y estoy en ese plan varias veces y finalmente decido no llamarte". Insistías en lo complicado que era que tú estés con alguien en una relación larga, y yo esté enamorada de alguien con quien no teníamos aún una relación. Me hiciste saber lo mal que te hacía sentir cuando te decía que eras un pendejo por serle infiel a tu enamorada. Me asustó tu sinceridad y si bien es cierto una tiene metido en la cabeza que en casos así ustedes los hombres nos dicen lo que queremos escuchar, te sentí sincero. Sentía en tus palabras y tu mirada esa tristeza por estar en esa situación tan compleja. Y por primera vez sentí miedo porque ya no estaba frente al hombre que tiene claro que es todo sólo un pasatiempo, estaba frente al hombre que me estaba abriendo su corazón y allí dentro había una parte que tenía lugar para mi nombre.

Al rato me hiciste masajes, dejaste encendida la luz de las lámparas, en la tele ubicaste un canal de música romántica y una vez más lo estábamos haciendo, pero esta vez algo no estaba bien, algo estaba fuera de lo normal, ¿dónde quedó la picardía, la travesura, la complicidad, el par de frescos?. Dejó de ser sexo y pasó a ser algo más profundo. Me preocupaba sentir lo que estaba sintiendo con el corazón pero me entregué en cuerpo y alma, sentía que tú hacías lo mismo. ¿Cómo se puede estar enamorada y sentir todo eso con otra persona?, ¿Acaso se puede o es más bien que yo estaba confundida y no estaba enamorada de él?. No importaba, ese momento fue realmente especial. Terminamos luego de una hora, fue delicioso, era una experiencia totalmente distinta a las enemil veces que lo habíamos hecho (en serio ya perdí la cuenta de cuántas veces lo hicimos). Nuestras energías se juntaron, tus jadeos y mis gemidos sonaban muy bien casi al unísono. Estábamos felices, era una sensación increible y al terminar, luego de una hora, nos abrazamos, apoyé mi rostro sobre tu pecho y te di tiernos besitos como jamás lo había hecho contigo, tú me abrazaste con ternura. Nuestra actitud de veras nos preocupó más adelante porque sabíamos que algo ya no estaba bien.

Seguimos conversando y me contaste que un mes atrás mi amiga, la prima hermana de tu enamorada, los había invitado a almorzar, y en la conversación tocaron el tema de las personas que se dedican a otro rubro distinto al de su carrera por la que fueron a la universidad. Me contaste que ella me puso como ejemplo diciendo que yo era una persona muy especial, su amiga, su super pata y que me iba muy bien en lo que hacía, en resumen una mujer exitosa. Tú tuviste que disimular como si no me conocieras, pero te habías quedado frío y preferiste estar mudo, mientras escuchabas lo lindo que mi amiga se expresaba de mí, claro sin saber que era la tipa con la que el enamorado de su prima le ponía los cuernos. Por si fuera poco, la madre de tu enamorada se unió a la conversación donde exponían mis mejores atributos de Mujer Especial, porque tan luego la señora escuchó mi nombre (yo ni sabía que me conocía), agregó que yo era una linda chica y que le daba mucho gusto que me estuviese yendo bien. No hubiera querido estar en tu lugar, pero esto es alguito del costo a pagar cuando se hacen cosas como las que hacemos.

Bueno, ya eran las tres de la mañana, teníamos que volver a nuestra realidad, nos vestimos mientras seguíamos conversando, solicitaste un taxi. Y no éramos más que un par de amigos que tienen un encuentro furtivo cada vez que pueden, con la diferencia de que esta vez sabíamos que ya había dejado de ser un juego, que habíamos pasado la línea y los sentimientos se estaban involucrando más de la cuenta. Sin embargo, al día siguiente tú seguirías siendo el enamorado casi perfecto y yo la mujer encantadora que vive para su "amor". Nos despedimos como amigos en la puerta del local donde estaban mis primos.

La mañana siguiente, cuando desperté, por primera vez estuviste tú en mis pensamientos y no él. Seguía extasiada con la tierna y romántica experiencia de la noche anterior y te envié el mensaje que decía: "¿Alguna vez te has sentido mal por sentirte recontra bien por algo que has hecho?...Así me siento hoy"

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Hola. Encontré su página a travez de una búsqueda con google. La informacion esta muy bien escrita. Voy a agregarlo a mis favoritos y volver para leer más de su información útil. Gracias por compartirlo. Estoy totalmente de que regresare.

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This page contains a single entry by Libertad Mujer published on March 17, 2011 6:12 AM.

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