Al fin y al cabo somos solo amigos

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En la canción "Anda y Ve" de José José la sola idea es patética. Sin embargo, esa noche estaba a punto de enredarme en una situación como esa. Yo te amaba, tú no querías que regresemos porque tenías que mejorar en algunos aspectos para ofrecerme una relación madura. Yo estaba cansada de tus ene mil pretextos. Te había dejado en claro que existían otras personas que me invitaban a salir y simulando hidalguía respondiste que no podías ser egoísta y si no estabas en condiciones de iniciar algo serio, yo tenía todo el derecho de intentarlo con alguien más.

Ese sábado mi amiga me invitó a su "quema". Tú no pudiste o no quisiste ir, no lo sé. Y como no quería ir sola, decidí llamar a mi último afane. Con este chico había salido las últimas tres semanas. Él me llamaba todos los días, me acompañaba a hacer mis actividades, era muy atento, nunca se negaba a ayudarme, en definitiva andaba pendiente de mí. Estaba claro que estaba interesado en mi como probable enamorada. Sin embargo, para mí era como la llanta de repuesto que tienes en el auto. Sabes que si la necesitas la tienes allí para usarla si o si. Algo triste por no verte esa noche, decidí llamarlo. Aceptó mi invitación más rápido de lo que imaginé. Y es que así ocurre cuando alguien tiene interés en una: jamás escucharás un "No puedo". No existe posibilidad de perder alguna oportunidad para estar a lado de la persona que te mueve el piso. Y yo le movía el piso a este muchacho, bueno ni tan muchacho. Para efectos del relato le llamaremos "El Insistente". A toda mujer le gusta que le rueguen, pero "El Insistente" ya exageraba o simplemente a mí no me gustaba.

Me recogió, yo le mostré la mejor sonrisa que pude. Fui amable todo el tiempo. Seguramente él confundió mi cordialidad y en su razonamiento de hombre asumió que el sentimiento era recíproco, es decir, según él yo también quería estar con él. Obviamente el pobre insistente estaba lejísimos de la verdad. No tenía ni la más remota idea que mi cuerpo, alma y mente estaban rendidos a tus pies. Pero en fin, llegamos a la fiesta. Mis amistades nos miraban sorprendidos. Todos sabían que él quería estar conmigo pero yo contigo. No obstante, como la gente habla porque tiene boca, rápidamente alguien que no nos conocía asumió que éramos esposos. Yo no recuerdo haber tenido ningún gesto ni trato especial como para hacer creer con mi comportamiento, que podíamos estar casados. Ahora me pregunto si acaso es ya común en nuestra sociedad que una pareja unida por el matrimonio, olvide que lo más rico es sentir ese bichito en el estómago, mirarse como un par de chiquillos sin poder ocultar los ojos brillosos y tener la cándida e inevitable sonrisa con un cartel imaginario que dice: "Estoy enamorado (a)". Bueno mi respuesta es que el amor en ocasiones se vuelve costumbre. Y lamentablemente muchas veces la costumbre es más fuerte que el amor. También dicen por allí que el enamoramiento sólo existe los dos primeros años. Pero al oír eso, vienen a mi mente imágenes de parejas que se aman pese a los años y se siguen tratando con ternura y romanticismo. Entonces después de analizarlo de este modo era fácil que alguien, que nos vio llegar juntos, creyera que El Insistente y yo éramos marido y mujer. Gracias a Dios estábamos a años luz de distancia para serlo.

Él conversó casi toda la noche con otras personas que estaban en la fiesta. Yo le seguía la corriente y trataba de hacerle creer que la estaba pasando bien a su lado. Él entendió el mensaje equivocado pero ¿qué más podía yo pedir?. Fui yo la que causó esa confusión. Después de tu actitud que por meses pedía a gritos ¡Libertad!, preferí sacarte de mi mente para tratar de conocer más a este muchacho, a lo mejor era el clavo que me permitiría sacarte de mi cabeza, pues tú eras un clavo muy difícil de retirar. En determinado momento, luego que cenamos y le cantamos a la cumpleañera, la fiesta estaba aburrida, estaban pasando las mismas canciones y yo ya estaba cansada de bailar lo mismo. Así que le pedí al "Insistente" que ya nos fuéramos y nos despedimos.

Afuera le sugerí que vayamos a otro lugar. Tenía ganas de ir al local a donde normalmente ibas. A lo mejor, si tenía suerte, te encontraba y me verías por fin con nuevo galán. Él rápidamente complació mi pedido y fuimos. No había nada diferente allí, Lo único diferente de esa noche era que mi compañero era él y una vez más, como casi siempre, no eras tú. Decidí disfrutar el momento y pasarla bien con él. Sin embargo, era inevitable mirar con demasiada atención el ingreso al ambiente donde estábamos, pues cabía la posibilidad que no estaba tan distante de poder ser real, de que llegues y me veas con él. Mientras me hablaba yo no pude disimular que mi atención estaba en la puerta y no en lo que me decía, así que me preguntó si estaba esperando a alguien. Le respondí que no. Sería muy poco atinado decirle la verdad. Así que decidí ponerle más atención. En realidad me aburría. La gente pasaba, los conocidos me saludaban, mis amigos lo miraban con cara de "pregunta de interrogación" y yo quería ir a mi casa. El Insistente empezó a hablarme de sus sentimientos. Para mí era absurdo, ¿cómo es que sin casi conocerme quería iniciar una relación conmigo?, ¿por qué él si quería algo serio y tú no?. Incluso tuvo la paciencia de enumerarme las cualidades que había encontrado en mi. Y si bien es cierto nos conocíamos más de un año; sólo habíamos tenido la oportunidad de hablarnos y tratarnos el último mes. ¿Por qué rayos tú conociéndome tanto no tenías esa determinación?...Bueno tú eras tú, él era él. Le puse mil pretextos, pero en ningún momento le mencioné lo que sentía yo por ti. Seguramente por eso él se pudo ilusionar, yo no fui sincera. Me intentó besar dos veces. Y si bien es cierto no estaba mareado, creí que su insistencia era por el alcohol. Sin embargo, me fastidió que sea tan insistente, intentó besarme una tercera vez y lo logró. Al inicio me rehusé, luego solo le seguí la corriente. Fue entonces cuando decidí manifestarle que no era posible que estemos porque no nos conocíamos y además yo no estaba enamorada. Me dijo que eso no era indispensable, para él era suficiente que nos llevemos bien, él estaba seguro de que yo era una chica buena y según su punto de vista, esta etapa servía justamente para conocer a la persona y enamorarse. Si luego de ese proceso no pasaba nada, normal seguiríamos siendo amigos.

Por otro lado, yo ya había permitido que me bese en público. ¿Pero a quién le estaba siendo infiel si tú pese a que en mi corazón eras "mi amor", no estabas dispuesto a iniciar una relación?. ¿Estaba siendo infiel conmigo misma y mis sentimientos?, ¿no estaba siendo realmente sincera con este chico?. Éstas y otras más eran demasiadas preguntas que no encontraban respuesta o que no quise detenerme a responder. Entonces, suspirando, pero en realidad con resignación, acepté su declaración y se selló el "contrato" con un beso. Él fue muy apasionado, yo sólo pensaba ¿qué estoy haciendo?, ¿en qué me estoy metiendo?, ¿estará bien? Me dejé abrazar. Él estaba feliz. Era muy cariñoso. Yo no terminaba de entender por qué el mundo está al revés: "los que quieren no pueden" y yo quería estar contigo pero no podía.

Cuando fuimos al otro ambiente, con la intención de irnos, él se encontró con su amigo y su esposa. Muy orgulloso y con una gran sonrisa, me abrazó y dijo: "Les presento a mi enamorada, es mi amorcito". Yo casi pongo cara de What???... ¿Amorcito? ¿Desde cuándo? Pero volví a disimular, total ya había aceptado estar con él, y si él estaba siendo tan lindo conmigo, yo lo mínimo que podía hacer era ser cortés. Finalmente salimos, camino a mi casa, naturalmente me besó, ya era su enamorada. A mí se me hacía una tortura besarlo. Ni siquiera me gustaba. Es horrible besar a alguien sin querer hacerlo, ha sido la única vez que me ocurrió, es decir, mientras duró la relación.

Me dejó en casa, era evidente que estaba más que contento. Yo, pese a todo, decidí seguirle el juego. Me despedí fingiendo ser la enamorada más feliz del mundo. Creo que él se creyó toda mi actuación. Cerré mi puerta y mientras me acostaba en mi cama me preguntaba una y otra vez ¿Qué estoy haciendo? ¿Podía cortarlo?...No, yo ya no era una criatura, me había comportado como tal, pero tampoco quería actuar como una adolescente, pues en esa etapa por la misma inmadurez de la edad si se tiene luz verde para que las parejitas de chiquillos estén un día o unas horas, eso no se ve tan mal ¿Pero yo?....Una chica adulta, profesional que más se acerca a tener treinta años, no podía estar comportándose de esa manera. ¿Aunque no era más infantil estar con alguien sin querer estar?...Ya lo había hecho ni modo. Sin embargo, eso no fue todo. Sentí la imperiosa necesidad de notificarte al respecto. Eran cerca de las cuatro de la mañana, No me importó. te desperté y te dije: "No quiero que te enteres por terceras personas, si tienes que saberlo, lo sabrás por mi y no por el chisme con el que te venga mañana la gente". Tú estabas medio dormido pero creo que mi siguiente frase hizo que te despiertes. Te conté que ya estaba con él. Lo que no te dije fue que no lo había planeado, yo no lo quería. No fue necesario que te lo diga, ya para ese entonces eras el chico más confundido del planeta. Lo pude saber por los siguientes no sé cuántos segundos llenos de nada. Parecía que estabas haciendo el Minuto de Silencio, como cuando alguien muere. Pero ya estaba hecho y ahora también ya estaba dicho. Tú sin salir de tu asombro, me dijiste: "Ten cuidado, puede que luego saque sus garras y te muestre realmente lo que es, si no es así, espero que les vaya muy bien". Yo lloraba y al mismo tiempo me consolaba diciendo: "¿Qué tiene?, al fin y al cabo somos solo amigos".

Días despúes cuando yo estaba contigo conversando y tenía que despedirme porque tenía que verlo a él, la letra de la canción "Anda y Ve" era precisa. Muchas veces él me estaba esperando, tú a veces tenías problemas pero yo quería quedarme a ayudarte, tú por el contrario intentabas ser justo y me decías "No te preocupes, anda a verlo, te está esperando". Aquí es cuando encaja la canción cuando dice: "Anda y ve, que está esperando anda y ve. No lo hagas por mí, que al fin y al cabo somos solo amigos". Tú sabías muy bien que él no era más que un refugio, un espacio para intentar olvidarte, seguramente también se te pasó por la cabeza lo que dice la canción "...y que sientas con él, lo que en su día tú sentías conmigo. Pero lo dudo, conmigo te mecías en el aire,
volabas en caballo blanco el mundo y aquellas cosas no podran volver. Y es que lo dudo porque hasta a veces me has llorado por un beso, llorando de alegría y no de miedo y dudo que te pase igual con el...te veo nerviosa, anda y ve". Fue muy triste cuando una noche yo estaba con él en su camioneta y en la radio pasaron esta canción. Yo, para variar, pensé en ti y casi no le puse atención. Días después, luego de tomar unas copas con tus amigos, regresabas en taxi a tu casa y en el camino me llamaste, estaban pasando esta canción. Yo me sentía super mal porque sabía que aún estaba enamorada de ti y no de él. Tú creías que me estabas perdiendo. Ya mis labios le pertenecían a otro, quizás no con el corazón pero si físicamente. No sabías cuándo podrían volver a ser tuyos y yo moría porque volviesen a serlos.

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